viernes, 10 de junio de 2016

ni una gota, che....me cacho....

la opep ya habia instalado una oficina en Pepe Nuñez, un jeque andaba en un fusca por esos caminos de piedra y la gente ya estaba criando camellos, de golpe no hay ni un chorrito ni para el chesquero... Me gustaMostrar más reaccionesComentarCompartir

martes, 7 de junio de 2016

Los cantores del Cementerio

Con Fermín teníamos un dúo de Canto Popular. Él trabajaba como cuidador en el Cementerio de Puntas del Sauce Verde. Y en ese lugar, sin perturbar la paz de los sepulcros, ensayábamos todas las semanas. "Yo me recuesto a una tumba y saco las canciones", me decía Fermín, con un dejo de inocencia. Y para que no quedara ninguna duda en mi; agregaba, "no hay mejor lugar para ensayar que los panteones, ¡no sabés la acústica que tienen!”. Al principio como que no me iba lo que decía, después, le di la razón . El Cementerio de Puntas del Sauce Verde no era como cantaba Serrat, "que los muertos están en cautiverio y no los dejan salir del cementerio", no, los de allí andaban como perico por su casa, y algunas calavereadas se mandaban de vez en cuando... Y nosotros nos tomabamos nuestra demajuanita de cinco litros de vino por ensayo. “¿Trajiste la pelotita de cinco?”, era lo primero que me preguntaba Fermín cuando me veía llegar, y le dábamos al canto y al trago, logrando alucinantes interpretaciones... “ Toquen alguna polka que quiero mover el esqueleto, decía un finadito muy bailarín.. “Me duelen las tabas, pero está bueno esto”decía otro. A veces se peleaban o discutían en pleno ensayo, en un punteo o en el medio de una estrofa. - ¡Che!, ¡me fumaste el cigarrillo...! - ¡Calavera no chilla! Y nosotros meta darle al ensayo, sin seguirle la corriente porque nos dejaban locos. No faltaban las ironías y los reproches, de los eternos inquilinos. Sin ir más lejos, los otros días, cuando iba llegando, con la guitarra en una mano, y la “pelotita” en la otra. - ¿Venís a darle una serenata algún viejo amor...?.La voz sonó entre las tumbas. Me di vuelta y no vi nada, solo oí un par de risas cómplices. - ¿Andás buscando apartamento?. Esta vez no le di tiempo a ocultarse, lo vi, era el negro Hugo que se reía a mandibula batiente mostrando sus blancos dientes. Lo reconocí porque el Negro Hugo, era negro hasta los huesos y su mujer, la Cecilia, era una rubia, que ahora, aún sin pelo, ese tono amarillento, no se le iba. Recuerdo que en el barrio le decíamos Peñarol, porque eran amarillo y negro, y andaban para todos lados juntos. Nos abrazamos, le castañaron los dientes al morocho y yo sentí los pinchazos de sus manos huesudas cuando me tamborileó el lomo.. - Mucho cariño, mucha amistad, mucho canto, pero a nosotros no venís a vernos nunca. Ni una flor traes, ¡que desalmado!.- Dijo en un grito la tía Elba y yo no tuve más que agachar la cabeza, hundir los hombros, mirar al suelo, tenía razón... Es más, yo no sabía donde estaba el nicho de ella, tampoco, por supuesto, del resto de la parentela... Un día estábamos en la puerta del Cementerio con Fermín y en eso que pasa un interno. - Voy a estirar los huesos.- Le dijo a mi amigo. Y se alejó silbando bajito. - Este viejo es flor de calavera. - ¿Si? - No sabés, se dobla en la timba. Dos por tres tengo que ir a buscarlo a la Seccional porque arma lío o se pasa en el trago. Y el muy testarudo sale siempre sin documentos. La otra vez se metió con una mujer casada, armó un alboroto, lo corrieron por esos andurriales, se cayó en un pozo, quedó tieso, como desmayado. Cuando se despertó había un operativo policial, estaba Inteligencia y Enlace, la Técnica, el Juez, la prensa, los canales de televisión, las radios y un mundo de gente. Empezaron hablar de un crimen, que habían aparecido los restos de una victima más de la violencia callejera, especulaban con que podía ser un tipo que había sido asesinado hace diez años, un caso muy famoso en ese lugar que estaba sin resolver, porque precisamente, nunca se había hallado el cadaver, solo una nota del asesino... - Se ve que me conoce de algún lado porque me saludó muy amistosamente cuando pasó, pero yo, por la cara no lo saco. ¿Y en que terminó la historia? - Tuve que dar más vuelta para traerlo de nuevo. Pero, ¿vos te cree que aprendió la lección?, sigue calavereando como si nada....Los que lo conocían de antes dicen que era un tipo que vendía salud, se ve que la vendió toda y se vino como pensionista de este Osario... - No es changa. CAMACA

lunes, 6 de junio de 2016

Camaca Herald: A propósito de Quiroga

Camaca Herald: A propósito de Quiroga: Dicen que en una de las tantas caminatas matinales que a orillas del Adriático solía hacer Pero Grullo, reflexionando como era su costumbr...

La despedida

Cementerio de Puntas del Sauce Verde, a la cinco de la tarde de un sábado de junio… "Estamos aquí para despedir los despojos mortales del negro Godofredo, y la verdad; que el pobre estaba hecho tira, ¡fleco estaba de flaco! No voy hablar de lo que era el negro Godofredo porque todos lo conocíamos, sabíamos bien lo que era; medio bandido con las mujeres, chinero como él solo, gracias Dios. Más de un tajo que tenía en el cuero se lo ganó por salir corriendo de dormitorios ajenos. Pero, que eso lo juzgue, él de arriba o él de abajo, ¡vaya uno a saber dónde habrá ido a parar el morocho éste!. Yo lo que les puedo decir es que era un amigo de ley, jamás te dejaba de a pie, ni con el caballo sin herrar. El negro Godofredo era un pingazo, capaz de agarrarse a los cascarazos con cualquiera por un amigo, de caer mamao y no perder el tino, de doblarse el lomo trabajando y de doblarse en la timba jugando. Porque el hombre, ¡Dios lo tenga en la gloria!, no le hacia asco a nada, se las sabía todas y le gustaban todas. Pero… el tipo cantó flor, eso pasa, es la ley de la vida, todos algún día nos vamos a tener que ir de este mundo, ¿o vamos a quedar de semilla?, ¿para qué? Le tocó al negro como otra vez me va a tocar a mi o alguno de ustedes. Le tocó y está, se peló por esos mundos de Dios, vaya uno a saber si no es para vivir mejor, porque en la tierra el pobre desgraciado estaba para el pichuleo, para el rebusque, para hacer la diaria, como estamos nosotros, sus amigos. Claro que muchas veces la sequera que él tenía era por la timba y las damiselas. De vez en cuando el chupi, no se lo voy a negar, porque cuando él tomaba, invitaba, pero, eso es secundario. Lo cierto para mi, es que ganaba una miseria y trabajaba como el que más, ¡ese si que era un negro de vergüenza!, se pelaba el lomo, se pelaba más abajo también, pero, no aflojaba, durazo para la changa, no lo corrían con nada, hecho al rigor este pelo de alambre, como muy pocos hombres en la vida, del color que sean. Tenía una voz de trueno, parecía que cantaba dentro de un caño, pero, ¡que bien cantaba!, y las imitaciones que hacía de la Nina Miranda eran de película, ¿o miento yo? Él siempre decía que lo peor que le puede pasar a un hombre en la vida es achatarse, ¡ y lo que son las cosas!, ¿no?, el pobre murió achatado por las lolas de la gorda Mercedes y todo lo que seguía detrás porque la gorda era golosa, y cuando calentaba los motores, le pedía tres por lo menos al morocho que hacia de tripa corazón el pobre, porque cuando estaba bien enyantado, se floreaba, pero cuando andaba malsopeado, uno ya le costaba…. Nos repetía hasta el cansancio, "perdé cuidado que en la vida alguna cosa te pasa", a él lo pasó por arriba la gorda y lo fue aplastando poco a poco…. La muerte no respeta nada, te lleva como sea, basta con estar vivo nomás. Habría muchas cosas más para decir del negro Godofredo, porque tenía más historias que un libro de Traversoni, pero, como veo que todos estamos emocionados, y con ganas de ir a chupar esos cinco casilleros de cerveza en su memoria, voy dejando por aquí la cosa. Lo único que quiero decirle al amigo, al querido Godofredo que se nos ha ido, es: Negro, un día de esto te vamos a ir a visitar, no sé si todos juntos o iremos cayendo de a uno, vos sabés como son estas cosas. Pero, andá viendo un lugar para nosotros, ¡ah!, y no hagas relajo por allí, mientras tanto, mirá que es otra vida la que empezás, cuidala…". CAMACA

Un baño de historia....

El hombre desde su origen siempre necesitó ir al baño. Adán antes de ser tentado por Eva, y de comerse la manzana, fue al baño. Que tuviera puertas y paredes eso era otra cosa, pero, que Adán fue, fue. En Grecia la cosa se canalizó cuando Petrus Canius puso la fábrica que llevó su nombre, un gran agujero forrado (como se le llamó entonces) utilizado para hacer correr el líquido y también, el cuerpo del delito. Tanto se popularizó la fábrica de Petrus que las conexiones fueron conocidas como caños. En Pompeya (y más allá, la Inundación) los caños fueron perfeccionados y nacieron las cloacas. En Turquía, por siglos, las cosas se hacían a campo abierto, sujeto y de sencillo. Levantaban cada cerrazones a la hora de ponerse de cuclillas, que fue por eso que siempre se dijo, que la cosa era como turco en la neblina. Fue en esos momentos que los ecologistas de entonces iniciaron las luchas contra la contaminación ambiental. Luego vino la etapa del resumidero y el excusado, hasta que en los tiempos modernos, el water ha resultado ser el banco donde se han venido depositando los más grandes intereses del mundo. Lo que no puede faltar en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero actualmente es el papel higiénico. En los comienzos fueron las manos, pero pronto los antiguos se dieron cuenta que la cosa no era pintura, ni los dedos pincel... El pasto fue un recurso temporario muy importante pero como no era un asunto a tratar con rudeza, y uno en el apuro, por ahí manoteaba ortigas, espinas o algunas que otras fibras ásperas, que pudiera hacer conmover las delicadezas, se dejó que otros animales le dieran mejor uso. En Egipto se utilizó el papiro, en campaña el papel de "estraza", en las obras de la construcción y entre cuadrillas de obreros, el papel de diario, y en un supremo y lloroso sacrificio, las lijas... En estos tiempos de pieles delicadas tenemos el papel H y el apoyo del bidet, que es un chorro bueno, a pesar de que te encañona... CAMACA

domingo, 5 de junio de 2016

A propósito de Quiroga

Dicen que en una de las tantas caminatas matinales que a orillas del Adriático solía hacer Pero Grullo, reflexionando como era su costumbre, halló tendida sobre la arena una quijada de buey. Su curiosidad sin límite lo llevó a tomarla justo en el momento en que un viento marino sopló con furia mojándole con el agua, su toga. En respuesta a ello Pero Grullo lanzó la quijada al mar con tanta fuerza como enojo tuvo, y ésta, luego de un breve recorrido retornó al lugar de partida, para sorpresa del pensador. Así estuvo el hombre toda la mañana, lanzando y esquivando la quijada, sin saber que había descubierto un mecanismo de retorno que en siglos posteriores le denominarían “boomerang”. Traemos a cuento una de las tantas perogrulladas porque vamos a incursionar en un terreno trillado, con recursos manidos, quizás, pero, con el compromiso de ser fieles a la letra. Hablar a estas alturas de Quiroga, y más aún, pretender ser originales, es una tarea digna de aquel personaje del mar y la quijada. A fuerza de ser sinceros, tampoco resistimos la tentación de hacerlo. Por eso, en un compendio a vuelo de pájaro, como quien dice, sin mitificaciones, evoquemos a éste coterráneo, dando un testimonio, cercano, casi familiar, desde una perspectiva desapasionada, objetiva, justa y clara. Para ello empecemos por darle un corte radical a la introducción, señalando al 233 como el número desencadenante de muchas de las vicisitudes de Quiroga –también de su gloria-. “Es la relación de los nombres con los números la resultante de muchos de los pesares del hombre”, aseguran los numerólogos. Esto se descubrió en las ruinas de Pompeya, en viejas tablas que a su vez estaban relacionadas con los oráculos egipcios. Así se explica gran parte del tormentoso mundo quirogiano. Así podemos decir, sin temor a equivocarnos, que los símbolos -que son una constante en Quiroga- giran en torno al 2 y al 3, y cuando se acentúan, al 233 concretamente. El problema mayor de Quiroga hay que decirlo de una buena vez, ha sido el de no tener paciencia, y eso se lo atribuimos a que en el fondo, no era tan sincero como creíamos, porque a nadie se le escapa, y menos a él, que llevaba una estadística de muchos años a ésta parte, que el 233 era candidato a salir a la cabeza en cualquier momento, - y salió nomás -. A propósito de Quiroga… ¡que hijo de mala madre!, ¡viejo egoísta!, ¿qué le costaba avisarnos?. En el barrio le tenemos una bronca que… - CAMACA -